6 de julio de 2011
PETER BROOK. Breves reflexiones sobre el aburrimiento.
En su libro La puerta abierta, Brook considera el aburrimiento como un criterio fundamental para considerar un trabajo en proceso de elaboración. “El mejor principio orientativo que conozco en mi trabajo es uno al que siempre he prestado la mayor atención: el aburrimiento. En el teatro, el aburrimiento, como el más astuto de los demonios, puede aparecer en cualquier momento. En la cosa más nimia salta sobre ti; te está esperando y es insaciable. Siempre está dispuesto a deslizarse, invisible, en una acción, gesto o frase.” Agrega: “Si durante un ensayo o un ejercicio me digo a mí mismo: ‘Debe haber alguna razón para que yo esté aburrido’, tengo que buscar esa razón desesperadamente (...). Tan pronto surge el aburrimiento, ha de ser como el parpadeo de una luz roja”. Juzga que el silencio que el público mantiene durante una representación es lo que indica el grado de atención que el espectáculo ha logrado convocar. “Cuando uno se enfrenta con el público, su principal barómetro consiste en los niveles de silencio. Si se escucha atentamente, se puede aprender todo por el grado de silencio que crea”.
Y define el aburrimiento de una manera sencilla, directa y absolutamente efectiva: “El aburrimiento del que hablo es la sensación de no seguir atrapado por la acción que se desarrolla ante nuestros ojos”.
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