“El poeta es poeta únicamente porque se ve rodeado de figuras que viven y actúan ante él y en cuya
esencia más íntima él penetra con su mirada. Por una peculiar debilidad de la
inteligencia moderna, nosotros nos inclinamos a representarnos el fenómeno
estético primordial de una forma demasiado complicada y abstracta. Para el
poeta auténtico la metáfora no es una figura retórica, sino una imagen
sucedánea que flota realmente ante él, en lugar de un concepto. Para él el
carácter no es un todo compuesto de rasgos aislados y recogidos de diversos
sitios, sino un personaje insistentemente vivo ante sus ojos, y que se
distingue de la visión análoga del pintor tan sólo porque continúa viviendo y
actuando de forma permanente. ¿Por qué las descripciones que Homero hace son
mucho más intuitivas que las de todos los demás poetas? Porque él intuye mucho
más que ellos. Sobre la poesía nosotros hablamos de modo tan abstracto porque
todos nosotros solemos ser malos poetas. En el fondo el fenómeno estético es
sencillo; para ser poeta basta con tener la capacidad de estar viendo
constantemente un juego viviente y de vivir rodeado de continuo por
muchedumbres de espíritus; para ser dramaturgo basta con sentir el impulso de
transformarse a sí mismo y hablar por boca de otros cuerpos y otras almas”.
Friedrich Nietzsche, El nacimiento de la tragedia, parágrafo 8.
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