12 de octubre de 2017

Bertolt Brecht. El señor Keuner y la originalidad

Hoy en día, se quejaba el señor Keuner, son innumerables los que se ufanan públicamente de poder escribir grandes libros totalmente en solitario, y esto es algo que todo el mundo aprueba. El filósofo chino Xuang Tse escribió aún en su edad madura un libro de cien mil palabras, integrado por citas en sus nueve décimas partes. Libros semejantes no pueden ya escribirse en nuestros tiempos, pues falta el espíritu necesario. Por eso sólo se fabrican ideas en el propio taller, y quien no las produce en cantidad suficiente se considera a sí mismo un holgazán. Cierto es que así tampoco hay ninguna idea que pueda ser adoptada ni formulaciones de ningún pensamiento que pueda ser citado. ¡Qué poco necesita toda esa gente para desarrollar su actividad! ¡Una pluma fuente y algo de papel es lo único que pueden mostrar! ¡Y sin ninguna ayuda, con el escaso material que un solo hombre puede transportar en sus brazos, construyen ellos sus cabañas! ¡No conocen edificios más grandes que los que es capaz de levantar una sola persona!

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