20 de junio de 2008
CUADERNO INFANCIA 12
Una tarde en la casa de la calle Emilio Lamarca. Quizás un sábado pero no estoy seguro. La luz entra plena por las ventanas del living y cada objeto pareciera resplandecer. Mi hermano Eduardo está escuchando el disco de Serrat sobre poemas de Miguel Hernández. Cuando comienza Nanas de la Cebolla, los dos sentados en el sillón verde perpendicular a la calle, se ocupa de explicarme cada uno de los versos y asimilo cada palabra como si para mí de eso dependiera seguir respirando. Sólo se detiene en los versos “cuando en la dentadura/sientas un arma/ sientas un fuego/ correr dientes abajo/buscando el centro”. Insisto, le pregunto qué quiere decir, pero él se limita a pedirme disculpas y explicarme que hasta ahí él no puede llegar: debería ser más grande para entenderlo. Yo me pregunto qué carajo querrán decir esos versos, qué se esconde detrás de esas palabras, qué es exactamente lo que mi hermano no se atreve a contarme. Sin embargo, algo comienzo a imaginar, de una manera vaga y confusa.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario