4 de junio de 2008

La imagen de hoy: "De noche en la oficina", de Hopper


Fragmento del borrador de la obra "Vals", de Héctor Levy-Daniel.

Cuando todavía tenemos en la escena pura oscuridad ya se empiezan a oír voces de niños, muchos niños como en el recreo, en el patio de un colegio. Muchos de los niños hacen preguntas y esas preguntas se destacan de las demás, como por ejemplo “ de qué están hechas las nubes”, “de qué está hecha la luna”, “por qué existe la lluvia”, “por qué nos olvidamos de las cosas” etc. Las preguntas pueden extenderse todo lo que se desee. Pero entre todas las preguntas termina por prevalecer la voz de un niño que pregunta una y otra vez “qué es una onda expansiva”. Por toda respuesta la voz de la maestra dice “el número primo es aquel que puede dividirse solamente por sí mismo y por la unidad”. Pero la voz del niño se mantiene en su pregunta: “qué es una onda expansiva”. Esta misma voz se va fundiendo progresiva e imperceptiblemente con la melodía de un vals, que se ejecuta en algún lugar, bien lejos. Sin embargo, esta melodía se hace cada vez más presente.


Esa melodía del vals
Es la que ilumina el desierto.
El suelo gris reseco,
Polvoroso, desolado.
La luz blanca, cegadora..
Una pareja de novios
Baila al son de la música..
El hombre está vestido con smoking,
La mujer con un vestido blanco.


La melodía del vals puede oírse con suma claridad.

El hombre y la mujer bailan.
Se miran con avidez, con amor.
Se acarician.
Se detienen.
Cambian el paso.
Cambian el ritmo
Y la velocidad.
Mientras bailan
No olvidan a las personas imaginarias
Que los rodean y los aplauden.



Se pueden oír los aplausos y los gritos de júbilo de personas.
Con las voces de la gente que aplaude y grita como fondo, la melodía del vals se convierte ahora en la voz del niño que formula una nueva pregunta: “por qué morimos”. La pregunta se repite ininterrumpidamente una y otra vez.


Aunque están solos.
Ellos no dejan de bailar,
Aun cuando de la melodía del vals
Ya no quedan ni rastros.
El hombre y la mujer continúan
Su danza.


La voz del niño se hace cada vez más lejana hasta perderse por completo.

Los novios se detienen,
El hombre se inclina
Hasta apoyar la oreja en el suelo.
Así permanece unos instantes.
Prueba con una oreja
Y luego con otra.
El hombre advierte
Que su smoking está sucio
Con el polvo del desierto.
Se pone de pie,
Se da unas palmadas
En las solapas.
Se quita el saco
Y se lo tiende a la novia.
Ella lo toma con cuidado.
El hombre vuelve
A apoyar la oreja en el suelo.
Escucha con atención.
Luego gira la cabeza
Y usa la otra oreja.
La mujer ríe.
Súbitamente el hombre se incorpora.
Olvida a la novia
Y comienza a correr.
La deja sola
Por algunos segundos.
La mujer comprende a tiempo,
Se arroja al suelo.


Se oye como un zumbido que proviene de la tierra, desde lejos.

EXPLOSIÓN

La onda expansiva de la explosión es devastadora. La escena entera tiembla.

Héctor Levy-Daniel