9 de enero de 2009

La imagen de hoy: El lago Suwa en la provincia de Shinano, de Hokusai.

Sobre el poema "Rebelión", de Martín Niemöller


“Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada.”


Este poema es atribuido, incluso hasta el día de hoy, a Bertolt Brecht. Sin embargo, su verdadero autor es el pastor protestante alemán Martin Niemöller.
Nacido en 1892 en Lippstadt, fue condecorado en la Primera Guerra Mundial como oficial de submarinos, tuvo simpatías por el nazismo ascendente pero terminó en prisión cuando decidió desafiar al régimen. Niemöller dejó en claro que él, como pastor luterano, tenía un solo Führer y ese era Dios. Desde 1937 a 1945 estuvo en los campos de concentración de Sachsenhausen y Dachau. Al salir se convirtió en presidente del concilio mundial de iglesias protestantes. En 1967 recibió el premio Lenin de la Paz, en 1971 la Cruz Alemana al Mérito. Y hasta la fecha de su muerte, el 6 de marzo de 1984 (en Wiesbaden,los 92 años), fue un activo militante pacifista.

Héctor Levy-Daniel

6 de enero de 2009

Espérame. De Konstantin Simonov


Espérame
Espérame y yo volveré
pero espérame mucho.
Espérame cuando las tristes lluvias lleguen
y cuando el calor llegue, no dejes de esperar.
Espérame cuando ya nadie espere
y el ayer se haya olvidado ya.
Espérame aún cuando de lejos
mis cartas no lleguen más.
Espérame cuando ya todos
se cansen juntos de esperar.
Espérame y yo volveré.
No quieras bien te ruego
a los que repitan de memoria
que ya es tiempo de olvidar
aun si la madre o el hijo ya creyesen que no existo ya.
Deja que los amigos
sentados junto al fuego
se cansen de esperar
y beban vino amargo
en honor a mi recuerdo.
Espérame y con ellos
no te apresures a beber.
Espérame y yo volveré
para que la muerte rabie.
Aquél que nunca me ha esperado
tal vez dirá de mí
el pobre tuvo suerte.
No comprenderán jamás
los que jamás han esperado
cómo tú del fuego me salvaste
de cómo he sobrevivido
lo sabremos sólo tú y yo.
Es que sencillamente me esperaste
como nunca nadie me esperó