29 de agosto de 2009

La imagen de hoy: "El sacrificio de Isaac", de Caravaggio

La convicción de Irma Grese. Fragmento


PIERREPOINT
Yo era chico y un día, en el colegio,
Todos los alumnos tuvimos que hacer un ejercicio.
Cada uno de nosotros
Debía contestar qué quería ser cuando fuera grande.
Yo respondí, oficial de ejecución.
Es decir, ejecutor.
Es decir, verdugo.
Los maestros disimularon mal
El espanto por mi respuesta.
Pero para mí era un trabajo natural, un oficio.
Mi padre era ejecutor. Mi tío también.
El, Tomás, mi tío, fue el que más me influyó.
Mi padre murió cuando yo era muy joven.
Mi tío me apoyó para que siguiera sus pasos.
El fue ejecutor jefe durante años.

GRESE
El era hermoso, era el jefe.
Se creía Dios.
Y nosotros también, lo creíamos Dios.
Me gustaba que nos vieran caminar juntos por el campo.
No había nada que me llenara más.
El era hermoso y yo también.
Entonces me podía imaginar
El efecto que producíamos los dos juntos
No sólo en los prisioneros, los parásitos,
También en los guardias del campo.
Cualquier sugerencia suya
Yo la tomaba como una orden.
Y en el andén, cuando llegaban los trenes,
Estar parados uno junto al otro
Me producía una felicidad infinita.
Si él era Dios, entonces yo era casi como él,
Y estábamos ahí para decidir la suerte
De cada hombre o mujer,
De cada chico y cada viejo que bajaba.
En esos momentos me sentía más unida a él
Y daba gracias a la vida por darme semejante oportunidad.

GISELLA
Yo le hice un aborto a Irma Grese.

GRESE
Es un hombre muy importante.
Y yo lo conocía.
Y me conocía.
Y me daba, a mí, un lugar en el campo.
Y en su vida.
El miraba el mundo desde arriba
Y me tendía la mano para que yo subiera con él.
Y yo entonces tomaba su mano
Y me ponía a su lado.
Y yo también miraba el mundo desde arriba.
El espectáculo de los parásitos.

GISELLA
Yo era la abortista de Auschwitz
Pero ella no podía saberlo.
Si lo hubiera sospechado siquiera
Me habría llevado directamente al crematorio.
Ya no tenía miedo por mi vida, podría jurarlo.
Pero sabía muy bien que dependía de mi tarea
La vida de cientos de mujeres
El hospital en el campo podía parecer una farsa.
Pero para mí era un lugar sagrado.

GRESE
Yo me preguntaba cómo era que ellos
Habían sido poco antes “gente”.
Gente distinguida.
Médicos, abogados, ingenieros, músicos, escritores.
Y ahí estaban ahora, solos, desnudos con su alma,
Delante de nosotros dos,
Que íbamos a decidir sus destinos.
El y yo, justamente yo,
Que jamás soñé en convertirme
En una mujer importante.
Muchas veces, cuando yo hacía mi trabajo
Sentía que él estaba pendiente cada gesto mío,
Que me miraba con aprobación.
O quizás algo más.

PIERREPOINT
A los veinticinco años me decidí a ofrecer
Mis servicios a los directores de la prisión.
Mi solicitud fue rechazada.
“Todas las vacantes están cubiertas”
Me respondieron.
Pero poco después, recibí un sobre
De la prisión de Manchester.
Me invitaban a una entrevista.
El sobre le disgustó a mi madre.
Ella había visto demasiados sobres como ése.
Y no quería que siguiera el camino de Henry, mi padre.
Después de un entrenamiento intenso en Pentoville
Fui contratado como ejecutor asistente.

Grese canta la misma canción

GISELLA
Cuando Grese vino a verme
Parecía asustada.
Ella tenía miedo de que Mengele se enterara.
Tuve la certeza de que ese iba a ser
Mi último trabajo en el campo.
Grese no iba a compartir conmigo semejante secreto.
Pero probablemente yo era útil para Mengele
Y Grese lo sabía.
Para matarme hubiera tenido que dar demasiadas explicaciones.
Ella aniquilaba todo vestigio de vida.
Y cuando sintió nacer esa vida dentro de sí misma
Se aterró y la arrancó.
Para eso me llamó a mí.
Yo la había visto cometer las atrocidades más espantosas
Y ahora tenía que ayudarla.

GRESE
Cuando me invitaba a su cuarto
Yo tenía la esperanza de quedarme toda la noche.
Pero eso nunca sucedió.
El estaba pendiente de lo que había que hacer en el campo
Y después de una hora, o a lo sumo dos,
Me daba a entender con una sonrisa
Que me tenía que ir.
Yo detestaba ese momento más que nada en el mundo.
Y me quedaba esperando que se repitiera una hora como esa.
Pero a veces pasaban semanas
Hasta que él me volvía a llamar.

GISELLA
Grese cumplía con todas las tareas:
Recibir a la gente en el andén,
Seleccionar los prisioneros,
Programar el trabajo del día.
Pero también se ocupaba de que ingresen
En orden las mujeres a la cámara de gas
Y de cerrar las puertas de los crematorios
Cuando el último de los cuerpos
Había sido depositado allí.

PIERREPOINT
Lo primero que aprendí fue que un ejecutor
Debe ser extremadamente discreto
Y conducirse de una manera respetable.
Es decir, no hablar nunca con la prensa.
La primera ejecución: a los veintisiete años
Ayudando a mi tío Tom.
Por fin me había convertido en lo que quería ser.
La primera ejecución como ejecutor jefe:
Octubre del 41.
La realicé en Londres, en la prisión de Pentoville,
Me tocó ahorcar al mafioso Antonio Mancini.
Fue la primera de una serie muy larga.

GRESE
Si él hubiese sabido que esperaba un hijo
Me habría rechazado,
Me habría trasladado a otro lugar.
Ya nunca lo hubiera vuelto a ver.


Fragmento de la obra "La convicción de Irma Grese" de Héctor Levy-Daniel.
"La convicción de Irma Grese" es una de las obras que conforman la Trilogía de "Las mujeres de los nazis", espectáculo estrenado en el teatro Patio de Actores en marzo de 2008. La puesta en escena de esta obra estuvo a cargo de Clara Pando. Otra de las obras, "El dilema de Geli Raubal", fue dirigida por Laura Yusem. Y la puesta de la tercera de las obras, "La inquietud de la señora Goebbels" fue realizada por el propio autor.
Por la Trilogía de "Las mujeres de los nazis", Héctor Levy-Daniel fue galardonado con el Premio Florencio Sánchez al mejor autor del año 2008.