24 de mayo de 2008

La imagen de hoy: "La Venus dormida", de Delvaux


CUADERNO BESTIARIO 3: El nesnás.


Entre los monstruos de la Tentación figuran los nisnas, que “sólo tienen un ojo, una mejilla, una mano, una pierna, medio cuerpo y medio corazón”. Un comentador, Jean Claude Margolin, escribe que los ha forjado Flaubert, pero el primer volumen de las Mil y una noches de Lane (1839) los atribuye al comercio de los hombres con los demonios. El nesnás –así escribe Lane la palabra- es la mitad de un ser humano; tiene media cabeza, medio cuerpo, un brazo y una pierna; brinca con suma agilidad y habita en las soledades del Hadramaut y del Yemen. Es capaz de lenguaje articulado; algunos tienen la cara en el pecho, como los blemies, y cola semejante a la de la oveja; su carne es dulce y muy buscada. Una variedad de nesnás con alas de murciélago abunda en la isla de Raij (acaso Borneo), en los confines de China; pero, añade el incrédulo expositor, Alá sabe todo.

Jorge Luis Borges. Manual de zoología fantástica.

CUADERNO INFANCIA 4


En la Feria con mi tía Chiquita. La Feria está a pocas cuadras de la casa, cerca del Parque Saavedra. Recorrer esas calles tranquilas en mañanas soleadas para llegar a la Feria para mí es una fiesta. En cada puesto venden algo que me llama la atención, verduras, frutas, pescado, huevos, pollos. Por alguna razón, ver esos alimentos me llena de felicidad. Le pido a Chiquita que me compre damascos y ella enseguida me consigue una bolsa pequeña, de papel madera, repleta. Apenas me da la bolsa yo meto mi mano y saco el primer damasco, dulce, maduro. Después otro, y después otro y otro. Volvemos a la casa de Chiquita por las mismas calles. Doblamos por Pestalozzi, caminamos por la vereda del sol, radiante, esplendorosa. Yo no he parado de comer damascos. En el momento en que estamos por entrar en la casa Chiquita me dice: "A ver, dame uno". Le doy la bolsa, totalmente vacía. En realidad todavía queda uno, medio podrido. Chiquita ríe a carcajadas y me dice "te los comiste todos". Yo río con ella pero no puedo desprenderme de una sensación de vergüenza.