29 de julio de 2008

La variable T

Dimensión mítica del texto teatral: qué sentido tiene escribir sino es para tratar de captar precisamente esta dimensión. Si esto se logra, la cuestión del realismo pierde todo su sentido.
Un texto termina por ser o no la expresión de un conflicto; sin embargo, lo que subyace detrás es lo importante: el residuo mítico, esencial, substancia de la obra. Este residuo constituye la savia del texto.
El mito es la reformulación de un mundo ya creado o la constitución de uno nuevo, atemporal, quizá repetitivo, con reglas propias que hay que descubrir, reglas cuyo número es generalmente muy breve.
El tiempo es constitutivo fundamental del residuo mítico, lo cual significa que una manipulación del tiempo (variable T) inexorablemente conduce a resultados reveladores.
Escribir teatro significa partir de imágenes que nos conducen a un tiempo distinto del cotidiano en el que los diversos componentes de la obra adquieren nuevas relaciones y se vinculan entre sí de modos impensables en circunstancias conocidas.
La modificación de la variable T, aunque se mantengan constantes todas las demás variables, es el procedimiento dramatúrgico experimental por excelencia. Y tal modificación puede ser asumida en formas diferentes. La consideración de esas formas es lo que de alguna manera constituye el inventario que se convierte en programa de la creación experimental.
No existe experimentación sin programa y sin cuaderno de guía en el que se consignen todas las hipótesis planteadas y el modo en el que esas hipótesis son sometidas a la prueba de realidad. Todo esto debe ser considerado, ampliado.
El manejo del tiempo como recurso básico permite tener acceso al residuo mítico.

Héctor Levy-Daniel