4 de agosto de 2008

CUADERNO INFANCIA 19


La pizzería La Cuyana, en la calle Rivadavia, enfrente de la Plaza Flores. Es de noche, tengo unos cuatro años, seguro que no llego a cinco. Estoy sentado en la barra y los mozos charlan conmigo. Mamá, papá, mis hermanos, me han dejado olvidado en la pizzería. Han llegado hasta la casa de la calle Emilio Lamarca y se han dado cuenta de que no estaba. En la barra hablo con los mozos, que intentan mantenerme entretenido, mientras espero que me vengan a buscar. Sé que finalmente vienen, aunque no me puedo acordar en absoluto del momento del reencuentro. Sólo puedo recordar el momento en que el auto de papá me trae de vuelta a casa, donde voy a jugar con mi nuevo juguete: un pescado naranja que se maneja con un control remoto (a pilas, con cable) y que anda por debajo de agua. El pescado de plástico funciona como un remedio que me produce amnesia inmediata sobre lo que acaba de pasar.

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