23 de mayo de 2009

Peter Brook: La alfombra


En su libro La puerta abierta Brook cuenta que en su trabajo usa a menudo una alfombra como zona de ensayo con un propósito muy claro: fuera de la alfombra el actor está en la vida diaria y puede hacer lo que quiera: “gastar energías, realizar movimientos que no expresen nada en particular, rascarse la cabeza, dormirse; pero tan pronto como se halla en la alfombra, está obligado a tener una intención definida, a estar intensamente vivo, por la sencilla razón de que un público lo contempla”.
En otra página del mismo libro afirma: “En nuestros viajes a Africa y otras partes del mundo, tan sólo llevábamos con nosotros una pequeña alfombra que delimitaba la zona en la que íbamos a trabajar. Fue así como experimentamos la base técnica del teatro de Shakespeare. Comprobamos que el mejor modo de estudiar a Shakespeare no era examinar reconstrucciones de teatros isabelinos, sino sencillamente realizar improvisaciones sobre una alfombra. Nos dimos cuenta de que era posible empezar una escena de pie, terminarla sentados y al volver a ponernos en pie hallarnos en un país y una época diferentes sin perder el ritmo de la historia. En Shakespeare hay escenas en las que dos personas caminan por un espacio cerrado y de repente se encuentran al aire libre sin interrupción aparente. Una parte de la escena se desarrolla en un interior y otra al aire libre sin que se indique el punto en que se produce la transición”.
Así Brook arriba a una conclusión fundamental: “El escenario, en el sentido vivo de la palabra, se crea de un modo dinámico y totalmente libre gracias a la interacción entre los personajes. Toda la ‘obra’, incluyendo el texto y sus implicaciones sociales y políticas, será expresión directa de las tensiones subyacentes”.


Citas extraídas del libro de Peter Brook "La puerta abierta".

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