12 de junio de 2009

Cine. Reseña intempestiva. Dos películas sobre el colaboracionismo. 1. Lacombe Lucien, de Louis Malle.


Las primeras tomas del film muestran a dos jóvenes que pasan el trapo en el piso de una sala enorme de un hospicio, en un pequeño pueblo de una provincia de Francia. A través de la radio irrumpe un discurso del mariscal Petain, que nos ubica en la época de la ocupación nazi. Uno de los jóvenes se distrae con el canto de un pequeño pájaro, que ve a través de la ventana. El pájaro se sostiene sobre una rama en un día luminoso y el joven saca una honda, se cuida de que nadie lo vea, le apunta al pájaro y lo mata con puntería asombrosa. El pájaro cae, el joven ríe satisfecho mientras guarda su honda, la voz de Petain sigue llegando a través de la radio.
Esta primera escena prefigura todo el recorrido del protagonista.
Lucien Lacombe es muy joven, busca una tarea que lo aleje del trabajo en el hospicio. Su padre está en prisión, su madre convive sin demasiado secreto con un hombre que se llama Laborit, que le recuerda a Lucien que su propio hijo es parte de la Resistencia Francesa. Lucien, que tiene una notable habilidad que le permite cazar liebres con uno o dos tiros de escopeta, visita a un maestro de escuela llamado Peyssac. Le lleva como presente una liebre recién cazada y le pide formar parte de la Resistencia, a la que Peyssac pertenece. Este considera que Lucien es muy joven y le niega esa posibilidad aunque sin demasiado énfasis. Poco después sucede un pequeño hecho que decide el destino de Lucien. En camino hacia un pueblo más cercano, su bicicleta pincha una goma y Lucien se ve obligado a hacer todo el trayecto a pie por lo cual llega después del toque de queda decretado por los nazis. Camina por el pueblo, pasa por un lujoso hotel en el momento preciso en que un auto en el que van un hombre y tres mujeres ingresa con gran bullicio por el camino de grava. Lucien queda fascinado por esta aparición y permanece frente al hotel observando la fachada. Un hombre lo toma por un mirón o espía, lo golpea y lo obliga a entrar al hotel. En el bar hay gran movimiento y los franceses comparten mesas y bebidas con los alemanes. Por un momento tememos por su suerte, sobre todo cuando un hombre no muy alto y regordete se acerca para interrogarlo. Pero Lucien lo reconoce como un campeón de ciclismo de otros tiempos, con lo cual se gana de inmediato su simpatía. A partir de entonces todos parecen aceptarlo. Casi sin darse cuenta Lucien pasa a ser un miembro más de la sección francesa de la Gestapo. Pasa la noche allí y debuta como colaborador de los nazis denunciando al propio maestro Peyssac, que de inmediato es traído al hotel para ser torturado. El jefe de la Gestapo francesa es un hombre llamado Tonin, un ex inspector de la policía despedido cuando la Alianza Popular llegó al poder, por lo cual su resentimiento lo convierte en un enemigo acérrimo de los comunistas y también de los judíos. En este film se explica como pocas veces la razón de que una parte importante de ciudadanos franceses hayan decidido colaborar con los invasores nazis por una afinidad ideológica que hacía imposible distinguir a unos de otros. En este sentido vale recordar una frase de una de las secretarias del cuartel que habla de los nazis como serviciales y puntuales, y considera que de haber sido como los alemanes los soldados franceses no hubieran perdido la guerra. En poco tiempo Lucien se transforma en el agente de la Gestapo más joven del cuartel. El ex ciclista Henri le enseña a usar la pistola y él aprende rápido. Faure, un hombrecito rabiosamente nazi que escucha solamente las noticias sobre la guerra transmitidas por el régimen de Vichy, tortura brutalmente a Peyssac sin que Lucien muestre siquiera una pizca de remordimiento. Otro joven, Jean Bernard de Voisins, hijo de un noble francés, lleva a Lucien ante un sastre judío, Albert Horn, para encargarle un traje a su medida. En el hotel, Marie, una empleada se enamora de él. Y aunque le advierte que no debe juntarse como todos los del cuartel ya que tanto ella como él son distintos y además pronto los alemanes van a perder la guerra, Lucien se convierte en un aplicado agente de la Gestapo que atropella, mutila, mata y roba como todos los demás. Cuando Lucien vuelve al departamento de Horn a buscar su traje, no puede disimular la fascinación que le produce la hija del sastre. Desde ese momento Lucien utiliza todos los medios para seducir a France, quien sin ignorar la verdadera condición de su pretendiente, no deja de corresponderle de algún modo. Esto alienta a Lucien a volver cada vez más seguido al departamento, aun cuando sabe perfectamente que no es bienvenido ni por Horn ni por su madre, que no le dirige la palabra. Una noche viene a llevársela por la fuerza a una fiesta. Como el sastre se niega, Lucien lo amenaza con delatarlo a los nazis. Punto de inflexión del relato por el cual desde este momento se establece entre Lucien y Albert Horn un silencioso vínculo de extorsión. En esa fiesta, el ex-ciclista Henri trata de seducir a France y poco después Marie tiene un ataque de celos que culmina en una crisis nerviosa por la cual insulta a France con todo tipo de epítetos antisemitas. France huye despavorida hacia un baño en el primer piso y Lucien acude a consolarla. Allí tienen su primer encuentro sexual. Al día siguiente Jean Bernard de Voisins y su novia actriz son asesinados: la Resistencia avanza y en el hotel que funciona como cuartel de la Gestapo francesa se sienten cada vez más cercados. Sin embargo, Lucien no sólo persiste en su relación con France, sino que, para desesperación del sastre, se muda con todas sus pertenencias al departamento. La humillación que significa para Horn tener que convivir con Lucien bajo tácita amenaza de muerte se nos presenta como una de las metáforas más iluminadoras sobre el significado de la ocupación nazi. Este le cuenta que planea casarse con France en el mismo momento en que recibe una visita de su madre, a quien en el hotel le han informado que vive en el departamento. Un extraño intercambio de palabras se produce entre la madre de Lucien y el sastre. Ella trata de insinuar que su hijo no es un mal muchacho, lo cual quizá Horn lo pueda considerar siendo su amigo. Horn se ocupa de manifestar abiertamente que de ninguna manera Lucien es su amigo, lo cual le sirve a la madre para entender cuál es la situación de su hijo en esa casa. Cuando Lucien acompaña a su madre en la calle ésta le advierte que debe cuidarse ya que hay mucha gente que quiere matarlo. Le da un envío de Laborit, el hombre con el cual ella vive actualmente: un ataúd negro de diez centímetros que lleva una inscripción con el nombre de Lucien y una cruz svástica pintada. Este no parece darle demasiada importancia a la amenaza. Poco tiempo después, Albert Horn decide recuperar su dignidad y terminar con la extorsión permanente a la que Lucien lo somete. Se presenta en el hotel con su nombre verdadero. Lucien trata de impedirlo, pero el nazi francés Faure se entera de quién se trata y lo entrega a los alemanes, quienes lo envían de inmediato a un campo de concentración. Cuando Lucien le informa del destino de su padre France sufre un ataque de nervios que termina en una impotente agresión física contra Lucien. Sin embargo, éste no se inmuta y la fuerza a mantener una última relación sexual, antes de abandonar el departamento para siempre. Una noche en que Faure le ordena a Lucien que vigile a un prisionero bajo régimen de torturas, un grupo de hombre de la Resistencia irrumpe en el hotel y mata a todos los miembros de la Gestapo francesa, excepto a Lucien, que ha logrado ocultarse. Como represalia, los alemanes buscan víctimas entre la población civil y por esa razón France y su abuela son arrestadas. Lucien acude junto al oficial nazi para presenciar cómo France y su abuela son obligadas a recoger la cantidad mínima de prendas para ser trasladadas al campo de concentración. En un momento Lucien reconoce entre las pertenencias de France un reloj que aquél había regalado a Horn. Lucien lo toma, se lo guarda sin percatarse de que el oficial lo está observando. El oficial le advierte que en las filas nazis no hay ladrones, le quita el reloj y se lo guarda. En el momento en que el oficial y Lucien preceden escalera abajo a France y la abuela, Lucien acribilla al oficial por la espalda. Los tres suben a un auto y escapan a la campiña francesa donde permanecen a salvo hasta la liberación de París por los aliados. Entonces se decide la suerte de Lucien Lacombe.

Héctor Levy-Daniel

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