9 de julio de 2012
La salamandra
Los actores se ubican en escena en segundo plano. La narradora ocupa el centro y se dispone a relatar.
NARRADORA
Desde hace muchos días
Un frío impiadoso castiga
Las ciudades y los pueblos.
Una pequeña cabaña
Alejada de los pueblos y las ciudades
Apenas logra conservar cierta calidez
Gracias a una salamandra de hierro
Que se alimenta con carbón.
Los vidrios de las ventanas
Están totalmente empañados
Por el calor que proviene de esa estufa.
EL
Desde hace muchos días
Lo único que me importa
Es como mantener el fuego encendido,
Dónde encontrar la materia para alimentarlo.
El carbón se acabó hace rato
Y ahora tengo que utilizar
Cualquier cosa que encuentre.
ELLA
Yo lo ayudé a romper
Los muebles de la cabaña
Para mantener el fuego encendido.
NARRADORA
Podrían salir a buscar leña,
Pero tendrían que caminar
Más de cincuenta quilómetros
En el frío.
Probablemente morirían.
O los arrestarían.
ELLA
Desde hace quince días
Esperamos el rescate.
EL
Quince días es mucho tiempo
Pero nuestros socios no nos van a fallar.
NARRADORA
Cada minuto que pasa los acorrala más,
Les anuncia la inminencia de la muerte
Por congelamiento.
Saben que no pueden permitir
Que la salamandra se apague
Porque quizás no logren encenderla
Otra vez.
ELLA
Hace tiempo que no dormimos juntos
Hace tiempo que nos turnamos para dormir.
Uno duerme y el otro cuida
Que el fuego no se apague.
EL
Ya quemamos todo lo que encontramos.
Es poco lo que nos queda.
NARRADORA
A unos ocho quilómetros
El viejo auto de ella
Soporta una y otra capa de nieve.
Consumió la última gota de nafta
Y se detuvo allí, en una carretera
Oculta por árboles altos y frondosos.
Luego de una caminata desesperada
En medio de la nieve y el frío,
Los dos llegaron hasta la cabaña
Gracias al mapa.
EL
El mapa que yo insistí en conservar.
ELLA
Habíamos dejado el mapa en el auto.
El insistió en volver.
Yo no quería.
Habíamos caminado demasiado.
Si no hubiese sido por él.
Jamás habríamos llegado.
El es así, siempre logra
Conservar la calma.
EL
Ya quemamos todas las sillas
Un sillón viejo, la mesa,
Todos los muebles de la cocina.
Las camas y los armarios enteros.
Vaciamos la casa.
ELLA
Todo se consumió mucho más rápido
De lo que esperábamos.
Todavía tenemos paquetes de fideos,
De azúcar.
Cajas de té, latas de conserva.
Todavía tenemos comida para un mes.
En un mes ya no vamos a tener nieve.
EL
Podríamos romper la puerta
O el marco de las ventanas.
Pero eso sería como vivir a la intemperie.
NARRADORA
Hasta ayer les quedaba nada más
Que el maletín de cuero negro
Con el dinero robado.
Una suma enorme que consiguieron
Después de cumplir con todo detalle
El plan del asalto al banco del pueblo.
El pueblo que está como a cien quilómetros
De esa cabaña.
O tal vez más.
EL
Decidí romper el maletín
Y usar también los pedazos
Para alimentar el fuego.
ELLA
Entonces quedaron todos esos fajos de billetes
Que en el suelo parecían desnudos,
Insignificantes, obscenos.
Iluminados por la luz sucia
Que el crepúsculo anunciaba
A través de la ventana.
Yo los vi y no pude evitar
La idea de que esos fajos que estaban ahí,
(En la tierra húmeda que nos quedó
Después que quemamos el piso de madera),
Esos mismos fajos llevaban una maldición
Que nos aisló en esta cabaña
Y definió nuestros destinos.
Esa misma idea me impulsó a tomar un fajo
Y meterlo en la salamandra,
Como un aporte más
A la conservación del fuego.
EL
No. No. No. No. No.
Estás loca.
No, no, no, no, no.
ELLA
Para responderle
Tomé otro fajo y también
Lo tiré dentro de la salamandra.
EL
La tomé del brazo.
Por primera vez
Estuve a punto de pegarle.
ELLA
Sí estuvo a punto de pegarme
Pero no tuve miedo.
Eché atrás mi cabeza
Y me quedé mirándolo.
Por primera vez hablé ese día.
Nos vamos a morir.
EL
Quise convencerla de que
El auto iba a venir.
Seguramente esa misma noche
O a la mañana siguiente.
ELLA
Pasó toda la noche
Pasó toda la mañana
Y lo único que quedaba para quemar
Era un almohadón viejo
Que él encontró en el baño.
El almohadón y los billetes.
Cuando puso el almohadón
Fijó sin querer la vista en los billetes.
Me miró.
EL
La miré.
Ella tenía los ojos perdidos
A través del vidrio de la ventana.
El reflejo gris del mediodía sin sol
Le daba un aspecto angustioso.
Entonces, sin preguntarle nada,
Sin dirigirle siquiera la palabra,
Tomé uno a uno los fajos de billetes
Y los puse en la salamandra.
Ella sabía lo que yo estaba haciendo,
Pero no quería girar la cabeza,
La vista fija en la ventana.
Cuando el último de los billetes ardía,
Me pasé las manos por el pantalón
Y caminé hasta ubicarme junto a ella,
Las dos narices casi pegadas al vidrio de la ventana.
NARRADORA
Imposible saber cuánto tiempo
Estuvieron en ese mismo lugar, estáticos,
Sin atreverse a pronunciar palabra.
El silencio sólo se desgarró
Cuando él dijo
“Ahí vienen, ahí vienen a buscarnos”.
Ella no tuvo coraje para señalarle
Que la carretera estaba tan vacía como siempre.
No tuvo coraje para decirle que el auto
Nunca iba a llegar.
"La salamandra" es una de las siete obras breves que componen "Dinero. Heptalogía" de Héctor Levy-Daniel. "Dinero. Heptalogía" fue estrenada bajo la dirección del autor y de Clara Pizarro en el teatro Patio de Actores el 29 de mayo de 2010. El elenco estuvo compuesto por Anahí Martella, Jessica Schultz, Enrique Papatino, Pablo Vascello, Graciela Clusó y Giselle Lousek.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario